¿Cómo seguir enseñando cuando las clases se suspenden por una emergencia?
A lo largo de la historia, diferentes motivos han conducido a la suspensión de las clases escolares. Tal fue el caso de la erupción del volcán Puyehue-Cordón Caulle en 2011, que obligó a centros educativos de Chile y algunas provincias de la Patagonia argentina a cerrar las puertas de sus centros educativos. Otro ejemplo reciente fue la suspensión de clases en 2009 por la pandemia de la gripe H1N1. Actualmente, como respuesta a la pandemia del COVID-19, nos enfrentamos –según la UNESCO (2020)- al número más grande de niños, niñas, jóvenes y adultos que no están asistiendo a las escuelas o universidades. En todos estos casos, la educación a distancia constituye una gran posibilidad para continuar con el aprendizaje (Schwartzman et al, 2015).
Si bien esta modalidad educativa tiene un gran recorrido y ha adoptado diferentes modalidades (correspondencia, televisión, entre otros), en los últimos años ha cobrado particular importancia gracias a la posibilidad brindada por las tecnologías digitales y, especialmente, el Internet. En este sentido, la enseñanza en línea es hoy una alternativa que puede ser muy provechosa para la educación, sobretodo en situaciones de emergencia.
No obstante, como muestran las investigaciones sobre el tema, los materiales y las actividades deben ser diseñadas de un modo particular para atraer al alumno y promover el aprendizaje (Anderson, 2008). Por ello, es fundamental considerar: ¿de qué maneras es posible seguir enseñando cuando las clases presenciales son interrumpidas por emergencias? ¿Qué prácticas han sido demostradas como eficaces en estos casos? ¿Qué recursos o herramientas tecnológicas pueden ayudarnos a enseñar en línea?